NOVENA A SANTA CATALINA DE SIENA. DÍA 5.

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Novena celebrada por las monjas del convento de Santa Catalina de Siena en Palma de Mallorca, y publicada a instancias de un devoto por la imprenta de Salvador Savall en 1823. Puede rezarse en cualquier momento del año, especialmente en preparación a su fiesta litúrgica el 30 de Abril, y en la de sus Sagrados Estigmas (1 de Abril).

COMENZAMOS: 21 de abril.

FINALIZAMOS: 29 de abril.

FESTIVIDAD VETUS ORDO: 30 de abril.

ADVERTENCIA

Las almas que hoy son llamadas, y desean ser escogidas, noten las siguientes cuartillas del Obispo y Apóstol de Ginebra San Francisco de Sales (Práctica del Amor de Dios, libro XII, cap. XIII):

Mortal, elegir conviene

En esta vida inferior,

O bien el eterno Amor,

O bien la muerte perenne.

Mira a qué parte se inclina

Más segura tu remedio,

Pues no te ha dejado medio

La disposición Divina.


INTRODUCCIÓN (del autor original)

El venerable Padre Maestro Fray Luis de Granada (que tan altamente sintió, como profundo, claro, pío y elocuente escribió del amor de Dios) dice en el sermón tercero de la Seráfica Virgen Santa Catalina de Siena que: después del misterio de la Encarnación, y los que con él se eslabonan, en ninguna de las obras de Dios, que había visto, resplandecen las finezas del Divino Amor como en esta Virgen Seráfica y portento de las divinas gracias. De tan venerable y autorizado sentir, bien podemos inferir que así como por este misterio (que por ser todo obra de amor, se atribuye al Espíritu Santo, dador de los divinos dones) el Sumo Bien se comunicó a la humana naturaleza, hasta lo sumo de lo posible; así también pueden confiar las almas, que por medio de esta tan favorecida Esposa alcanzarán aquel fuego del Amor Divino que dijo el Verbo Humanado quería encender en la tierra, y con él aquellos consuelos y gracias que a más gloria del Señor convengan.

Todo humano desconsuelo halló el consuelo oportuno en esta prodigiosa Santa con portentosos milagros: pobres, afligidos, enfermos, bandos, sediciones, cismas, endemoniados y pecadores del todo desesperados; y como el Sumo Pontífice Pío II dice: Ninguno llegó a su presencia, que no volviese mejorado (Bula de Canonización). Pero sobre todas las gracias, de que es común Abogada, tiene la más importante, y en que la singularizó el Señor, que es alcanzar Bula de perdón y plenaria Indulgencia, con perfecta contrición de las culpas.

De esto hizo demostración la Santa (sobre las innumerables y milagrosas conversiones que en su vida se leen) en el caso que sucedió con su padre espiritual, designado por la Virgen Santísima, el Beato Raimundo de Capúa, general que fue de la sagrada Orden de Predicadores. Quiso este venerable Padre y discreto director asegurarse del espíritu que gobernaba aquella tan prodigiosa alma y su nueva hija. Para esto le pidió que le alcanzase del Señor una Bula de contrición y perdón general de sus culpas: y de repente, cuando menos lo pensaba, estando un poco desganado, y presente la Santa, le vino tal conocimiento de la Bondad suma, y tan claro de la gravedad de la ofensa de todas sus más leves culpas, y la pena merecida por ellas, que reventando los ojos en torrentes de lágrimas, nadando en sollozos, gemidos y suspiros del mar amargo de contrición su encendido corazón, pensó le hubiera reventado el pecho, pero serenóse aquel mar y diluvio y las zozobras de sus dudas, la cándida paloma, mostrándole tan evidentes señales de la divina clemencia y diciéndole: Ea, Padre, acabad de leer toda la Bula. Acordaos de los dones del Señor, y proseguid en serle agradecido (Fray Lorenzo Gisbert y Capsir OP, Vida de Santa Catalina de Siena, libro I, cap. XVII).


—Para conseguir esta, y las demás antedichas gracias, se hace la siguiente Novena por los nueve grados del Amor Divino que escribió el dulce Padre San Bernardo, y explicó largamente el Angélico Maestro Santo Tomás de Aquino, enseñando cómo por estos nueve suben las almas al último grado, que es de los Bienaventurados en la Gloria.

SAGRADA NOVENA A LA SERÁFICA MADRE Y CÁNDIDA VIRGEN SANTA CATALINA DE SIENA, PARA CONSEGUIR EL PERDÓN DE LAS CULPAS, CONSUELOS DEL DIVINO ESPÍRITU, Y POR SUS GRADOS EL ETERNO AMOR DEL SEÑOR.

Para que la práctica de este santo ejercicio sea con el fruto espiritual que se desea, podrá prepararse el que hiciere la Novena confesando y comulgando en el primer día; y si no pudiere, procurará purificarse con un fervoroso acto de contrición: empleándose en cada uno de los días en imitar alguna de las muchas virtudes de la Santa, y poniendo especial cuidado en la mortificación de los sentidos, y puesto de rodillas delante de su Altar o Imagen, levantará el corazón a Dios y, ofreciéndole con encendido afecto todas sus obras, se persignará con la señal de la Cruz, y dirá la oración siguiente:

Por la señal
de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

Hoy la devoción más fina

Consagra, a tus pies postrada,

Esta Novena Sagrada,

Seráfica Catalina.


ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

¡Oh inmensa piedad! ¡Oh inmutable caridad! que, para librarme de la vil servidumbre del pecado, obligado del inextinguible fuego de vuestro amor, entregasteis a la muerte vuestro Unigénito Hijo, cuyas dulcísimas entrañas no solo le inclinaron a hacerse hombre de la Virgen María, sino que sediento de mi bien, abrazó la muerte de Cruz, derramando el infinito tesoro de su Sangre, para que yo viviera. Ruego a vuestra Majestad Divina, que reconocido de mi pasada ingratitud, sepa apreciar en adelante, asistido de Vos, este imponderable beneficio, huyendo del errado camino en que me ha puesto en desorden de mis apetitos, para que empleando en Vos (único bien mío) todas mis potencias, pase de esclavo de mis vicios, por medio de una verdadera contrición, a merecer el dulcísimo y apacible título de hijo vuestro, empleando el resto de mis días, y en especial este rato, a mayor honra y gloria vuestra; y para que mis culpas no impidan tan dichoso fin, digo, Señor, de lo más íntimo de mi corazón, que me pesa de haber ofendido a una Suma Bondad tan digna de ser amada; y propongo, ayudado de vuestra gracia, de enmendarme, con muy firme esperanza, de que me perdonareis por los méritos de vuestro Hijo, y Redentor mío. Amén.

DÍA QUINTO - 25 DE ABRIL

Fuiste al cielo arrebatada,

Y eje la Divina Esencia

Bebiste por experiencia

La ciencia más encumbrada.


ORACIÓN PARA EL QUINTO DÍA

¡Oh Catalina, abrasada del amor divino! Que apeteciendo incesantemente a vuestro Dios en el quinto grado del ardor que deshacía vuestro pecho, padecisteis de nuevo los dolores de la Pasión del Señor; y dividiendo los ímpetus de su incendio vuestro corazón en dos partes, quedasteis muerta cuatro horas, en que vuestra alma (cual la de otro Pablo al tercer Cielo) fue arrebatada a la Divina Esencia, viendo y gozando aquel gozo de la Gloria en que se anegan los Bienaventurados, y sintiendo las indecibles penas de los del Purgatorio, y también los eternos tormentos que padecen sin fin en el Infierno los que en esta vida no pusieron fin a sus gustos abrazando la penitencia; de cuyo rapto, volviendo por disposición Divina a animar nuestro cuerpo para el alto empleo de la predicación y conversión del mundo, quedasteis graduada y ordenada entre los Ángeles: Suplícoos, Serafín humano, que pues resucitasteis volviendo a esta vida mortal para bien de las almas, alcances a este miserable devoto vuestro una penetrante saeta de vuestro amor, para que muriendo del todo a mis inclinaciones, aspire impaciente a ver y amar al Sumo Bien para siempre. Amén.

—Ahora se rezarán tres Padre nuestros con tres Ave Marías y Gloria Patri, en reverencia de la Santísima Trinidad por las tres gracias que concedió a nuestra Santa: de Virgen, Mártir de amor, y nueva Apóstol. Después cada cual, avivando la fe, con las palabras que le diere su propio afecto, pedirá interiormente la gracia espiritual o consuelo que necesita, y se dirá la oración siguiente:

Con humildes oraciones

Piden a tu protección


Saetas de contrición

Todos nuestros corazones.


ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Amabilísima Esposa de Jesús, escogida por la Virgen Madre; azucena de virginal pureza, elegida del Eterno Padre para maestra de las almas y espejo de sabiduría, mártir de amor, ejemplo de penitencia, y rosa de caridad, encendida con el fuego del Espíritu Santo; pues priváis tanto en la vista de la Divina Esencia, por lo que de ella fuisteis algún tiempo privada por la salud de las almas, y sabéis la necesidad en que ahora clama y suspira mi corazón; aplicad vuestra poderosa intercesión, para que el Señor me conceda aquella Bula, que sabéis de perfecta contrición y plenaria Indulgencia de mis culpas, más y más puro amor, y la gracia que os pido en esta Novena, si conviene para su mayor gloria, y si no, encaminad mi petición para lo que más de mi le agrade, y que eternamente le ame. Amén.

GOZOS

Pues al Cielo arrebatada
Fuisteis por bondad Divina:

Sed siempre nuestra Abogada,
Virgen Santa Catalina.


Con bendición de dulzura
El Señor os visitó
Cuando en trono se os mostró
Visible con gran ternura,
De su belleza prendada
Fuisteis amante muy fina:

Sed siempre nuestra Abogada,
Virgen Santa Catalina.


En vuestra niñez mostrasteis
Señas de gran santidad;
Pues pureza y castidad
A los siete años votasteis:
Admiración ha causado
Vuestra virtud peregrina:

Sed siempre nuestra Abogada,
Virgen Santa Catalina.


Con un fervor nunca visto
Hábito Guzmán tomasteis,
Y con gran dicha lograsteis
Ser desposada con Cristo;
Con luz de gloria colmada
El Cielo a vos se avecina:

Sed siempre nuestra Abogada,
Virgen Santa Catalina.


Para obligar la clemencia
De Dios con los pecadores,
Usasteis con vos rigores
De áspera y cruel penitencia;
Cual Domingo triplicada
Tomabais la disciplina:

Sed siempre nuestra Abogada,
Virgen Santa Catalina.


De materia corrompida
Del cáncer de una mujer,
La caridad supo hacer
La más gustosa bebida,
Así del asco triunfasteis,
Agigantada Heroína:

Sed siempre nuestra Abogada,
Virgen Santa Catalina.


A Jesús amor tuvisteis
De tan alta elevación,
Que os arrancó el corazón
Y el suyo de él recibisteis;
Como a esposa muy amada
A su costado os reclina:

Sed siempre nuestra Abogada,
Virgen Santa Catalina.


En vos con rayos violentos
Sus llagas Cristo imprimió
Con que vuestra alma sintió
De la pasión los tormentos;
Sin vida hubierais quedado,
A no obrar mano divina:

Sed siempre nuestra Abogada,
Virgen Santa Catalina.


Vuestra gran fe al Sacramento
Con tal devoción invoca,
Que en fin se os vino a la boca
Por el aire con portento;
Cristo mismo, cosa rara
A comulgaros se inclina:

Sed siempre nuestra Abogada,
Virgen Santa Catalina.


Mil efectos percibisteis
De este pan angelical,
Pues sin manjar corporal
En muchos años vivisteis;
Era la mesa sagrada
De favores oficina:

Sed siempre nuestra Abogada,
Virgen Santa Catalina.


A la Iglesia en dulce unión
Los Florentinos trajisteis,
Y en toda Roma tuvisteis
Una grande estimación;
A Florencia por Legada
El Pontífice os destina:

Sed siempre nuestra Abogada,
Virgen Santa Catalina.


Al Papa, y los Cardenales
En público predicasteis,
Y los más doctos pasmasteis
En coloquios Celestiales;
Por infusa, y encumbrada
Aclaman vuestra doctrina:

Sed siempre nuestra Abogada,
Virgen Santa Catalina.


Fuisteis luz de pecadores;
Pues los que con vos trataban,
Luego en buenos se trocaban,
Y los buenos en mejores;
Por esto habéis merecido
El renombre de Divina:

Sed siempre nuestra Abogada,
Virgen Santa Catalina.


Es premio tan excelente,
El que en el Cielo gozáis,
Que los prodigios, que obráis,
Lo publican claramente;
Del devoto que os invoca,
Sois eficaz medicina:

Sed siempre nuestra Abogada,
Virgen Santa Catalina.


Antífona: Denos la bienaventurada virgen Santa Catalina gozar la verdadera luz de Cristo, e irnos a los coros celestiales.

ORACIÓN

Oh Dios, que le diste a la bienaventurada Santa Catalina, decorada con especial privilegio de virginidad y paciencia para vencer los ataques de los espíritus malignos y permanecer imperturbados en tu amor; concédenos te suplicamos, que por su imitación pisemos la iniquidad del mundo, y superando todas las insidias de los enemigos, podamos llegar seguros a tu gloria. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.
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