NOVENA A LA SANTA CRUZ. DÍA 2.

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Novena impresa en Lima por Justo Montoya en el año 1856, con las debidas licencias. Puede rezarse en cualquier momento del año, y particularmente en preparación a las fiestas de la Santa Cruz:

—3 de Mayo (Invención por Santa Elena).

—17 de Julio (Victoria de la Santa Cruz en las Navas de Tolosa).

—14 de Septiembre (Exaltación de la Santa Cruz).

NOVENA EN HONOR DE LA SANTA CRUZ

Por la señal
de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

ACTO DE CONTRICIÓN

Único Dios y Señor mío, creo firmemente estar delante de tu infinita Majestad, en cuya adorable presencia tiemblan y se postran humildes todos los Ángeles y Potestades del Cielo, y por tanto también yo vuestra miserable criatura, anonadado aquí delante de Ti, te adoro y reconozco por único Dios y Señor mío; por único Criador, Conservador y Redentor mío. Así te rindo todas las gracias que puedo con todo mi corazón, con toda mi alma, por los innumerables beneficios que me has hecho hasta ahora con tanta liberalidad y amor. Sumamente me pesa, ¡oh Padre de misericordias!, de haberos correspondido tan mal con tan graves y tan repetidas culpas, teniendo sólo presente para confusión mía, que han sido ofensas contra Ti, que eres bondad infinita: propongo firmemente desde este instante nunca ofenderte en lo futuro, mediante el auxilio de tu divina Gracia, y primero morir que quebrantar tu santa Ley. Ruégote me concedas tu Santo Espíritu para poder meditar aquí en tu presencia, con fruto de mi alma y gloria tuya, en los misteriosos bienes que contiene y encierra la Cruz preciosa en que murió tu Unigénito Hijo, que contigo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

ORACIÓN

Señor mío Jesucristo, dame tu gracia y concédenos cuanto tienes prometido a los que hacen memoria de tu Pasión y Muerte de Cruz, os lo pedimos por tu Santísima Madre, por cuya poderosa medianera espero conseguir todo lo que deseo y pido para alivio y bien de mi pobre alma. Amén.

SALUTACIÓN A LA CRUZ

Oh Cruz santa y preciosa, altar de propiciación, fuente de todas las gracias, árbol de la vida y monumento eterno de las misericordias divinas: tú eres la que has llevado este sagrado depósito, la que has recibido en tus brazos al Santo de los Santos, y la que has sido rociada con esta Sangre adorable: ¡Ah! ¿Por cuántos títulos no mereces el homenaje de mi respeto y de mi veneración? Ojalá que fueses siempre grabada en mi corazón, y que obrases en él los prodigios de aquella gracia que está depositada en ti.

℣. Esta señal de Cruz habrá en el cielo.

℟. Cuando venga el Señor a juzgarnos.


Adórote Cruz bendita, deseada y amada de mi Señor Jesucristo, buscada y hallada en sus brazos, en sus espaldas cargada, con su preciosísima sangre bañada, de mi Señora la Virgen María acompañada, de las criaturas venerada, de la gloriosa Santa Elena buscada y hallada: por ti, ¡oh Cruz Santísima!, el mundo fue redimido, el infernal enemigo vencido, la misma muerte dominada, y contigo el Cielo fue comprado: suplico al Señor que en ti murió y fue crucificado, por la hiel y vinagre que en ti gustó, por las siete palabras que en ti habló, por las cinco llagas que en ti recibió, por las agonías, afrentas y tormentos que en ti sufrió, por la muerte cruelísima que en ti padeció, por los dolores y angustias que mi Señora la Virgen María a tus pies sintió, te suplico me alcances una humildad profunda y un espíritu obediente, para que muriendo con Jesucristo, logre también resucitar con Él por toda la eternidad. Amén.

—Un Padre nuestro y Ave María gloriado a Santa Elena, dándole las gracias por habernos descubierto este madero santo, seguido por la siguiente oración:

Oh Señor mío Jesucristo, que te dignaste revelar a Santa Elena el lugar donde se ocultaba tu Cruz, para enriquecer por ella a tu Iglesia con este precioso tesoro, concédenos por su intercesión, que, por el precio de este vital leño, consigamos los premios de la vida eterna. Tú que vives y reinas con Dios Padre en unidad del Espíritu Santo, y eres Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén.

DÍA SEGUNDO – 25 DE ABRIL

CONSIDERACIÓN: LA CRUZ, ALTAR DEL SACRIFICIO PERFECTO

Considera, alma, cómo llegando el Salvador al lugar donde había de cumplirse la más cruel sentencia, la Cruz es para Jesucristo, como dice el Padre San Agustín, «un altar en donde se sacrifica por nosotros, y como el Sacrificio no se consuma sino por la muerte de la víctima, era necesario que Jesucristo consumase el suyo por su muerte».

¿Y qué holocausto más completo, ni más perfecto que el de Jesucristo sobre la Cruz? Sacrifica todo lo que tiene y todo lo que es: sacrifica su libertad reduciéndose a la condición de un siervo, su honor por los oprobios de que está cubierto, sus bienes por la desnudez que padece, su cuerpo por los vivos dolores que sufre, su corazón por las amarguras interiores de que está inundado, y finalmente su vida, por la muerte más cruel. Sacrificador y víctima se ofrece a Sí mismo a su Eterno Padre. ¡Oh prueba admirable de su amor! Sacerdote según el orden de Melquisedec, cuyo sacerdocio es eterno; sacerdote del Altísimo, que ofrece no víctimas extrañas, sino su propio Cuerpo, no la sangre de los animales, sino la Sangre del Cordero inmaculado; sacerdote Santo que descendió de los Cielos, y ha consumado la grande obra de nuestra santificación por la única oblación de Sí mismo. La Cruz pues vino a ser como el altar de todo el mundo: por la sangre de esta Víctima por excelencia fue expiada la culpa, domada la muerte, desarmado el Infierno y abierto aquel santuario divino en el que podemos entrar fácilmente si seguimos a nuestro sacrificador: la Cruz es el camino, Jesucristo nuestro conductor, y el Cielo el término a que debemos aspirar. Salgamos pues al campo, unámonos por la fe a este sacrificador divino, llevemos con Él la ignominia de la Cruz, y hagámonos uno con él. Amén.

—Aquí se alienta la confianza y se pide la gracia o favor que se desee recibir, y se hace este acto de caridad:

Dios mío, Salvador mío, Redentor mío, esperanza mía, vida mía, y todas mis cosas. ¿Cómo podría yo no amaros? Sí, yo os amo, o a lo menos deseo amaros de todo mi corazón; haced que os ame únicamente por Vos mismo, y que os ame más que a todas las cosas, que no quiera a otra cosa que, a Vos, que os ame con el mismo amor con que Vos me habéis amado, que os ame sobre la Cruz, como os aman los Santos del Cielo, y que os ame toda mi vida en la tierra, para amaros después más perfectamente en la eternidad.

GOZOS EN HONOR A LA SANTA CRUZ

Bendigamos, almas,
A nuestro Jesús,
Y adoremos todos
A la Santa Cruz.


Única esperanza
De nuestro consuelo,
Que a todo el cielo
Con firmeza afianza,
Por ti solo alcanza
El cristiano luz.

Bendigamos, almas,
A nuestro Jesús,
Y adoremos todos
A la Santa Cruz.


Tú eres el honor,
La gloria del mundo,
Y árbol, que fecundo
Te hizo el Salvador:
A ti todo loor,
Toda gratitud.

Bendigamos, almas,
A nuestro Jesús,
Y adoremos todos
A la Santa Cruz.


Oh árbol Sacrosanto,
El más excelente,
Donde está pendiente
El que es Santo, Santo,
Tu fruto, por tanto
Es nuestra salud.

Bendigamos, almas,
A nuestro Jesús,
Y adoremos todos
A la Santa Cruz.


A ti, Cruz bendita,
El género humano
Adora, cristiano,
Contempla y medita:
Gracia solicita
De tu plenitud.

Bendigamos, almas,
A nuestro Jesús,
Y adoremos todos
A la Santa Cruz.


Salve, vital leño,
Que a todos das vida,
Por quien fue vencida
La muerte y su sueño,
Vos sois el diseño
De toda virtud.

Bendigamos, almas,
A nuestro Jesús,
Y adoremos todos
A la Santa Cruz.


Oh Cruz, cuyos brazos
Amor nos pregonan,
Y el alma aprisionan
Con sus dulces lazos,
Liberta mis pasos
De la esclavitud.

Bendigamos, almas,
A nuestro Jesús,
Y adoremos todos
A la Santa Cruz.


Oh Cruz adorable,
Cruz llena de gloria,
De misericordia
Fuente inagotable,
Hazme inseparable
De la rectitud.

Bendigamos, almas,
A nuestro Jesús,
Y adoremos todos
A la Santa Cruz.


Cordero inocente,
Tú que padeciste
Y morir quisiste
Por ser obediente,
Haz que penitente
Me goce en la Cruz.

Bendigamos, almas,
A nuestro Jesús,
Y adoremos todos
A la Santa Cruz.


Oh Cruz, todo honor,
Cruz, todo consuelo,
Cruz, que por modelo
Nos das al Redentor,
Haz que sea tu amor
Mi solicitud.

Bendigamos, almas,
A nuestro Jesús,
Y adoremos todos
A la Santa Cruz.


Señal que se ostenta
Y ha de aparecer
En el día que ha de ser
Amargo y de cuenta,
Haz mi alma sedienta
De la beatitud.

Bendigamos, almas,
A nuestro Jesús,
Y adoremos todos
A la Santa Cruz.


ORACIÓN

¡Oh buen Jesús!, único amor y bien de mi alma: por aquellos dolores que padeciste en la Santísima Cruz, y señaladamente por aquella acerbísima amargura que sentiste cuando se arrancó vuestra preciosísima alma de vuestro cuerpo santísimo; os ruego Señor, tengáis misericordia de mi alma, y cuando salga de mi cuerpo, os suplico la llevéis a la gloria a gozar de vuestra presencia por toda la eternidad. Amén.

SÚPLICA FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

¡Oh Santísima Cruz! ¡Oh inocente y piadoso Cordero! ¡Oh pena grave y cruel! ¡Oh pobreza de Cristo mi Redentor! ¡Oh llagas muy lastimadas! ¡Oh Corazón traspasado! ¡Oh Sangre de Cristo derramada! ¡Oh muerte de Cristo amarga! ¡Oh majestad de Dios digna de ser reverenciada! Ayúdame, Señor, a alcanzar la vida eterna a la hora de mi muerte. Amén.

ALABANZAS DE SAN JUAN CRISÓSTOMO A LA SANTA CRUZ

¡Oh Cruz!, Esperanza de los cristianos. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Resurrección de los muertos. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Guía de los ciegos. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Camino de los desesperados. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Báculo de los cojos. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Consuelo de los pobres. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Freno de los ricos. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Destrucción de los soberbios. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Pena de los que viven mal. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Triunfo contra los demonios. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Vencedora del diablo. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Pedagoga de los jóvenes. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Sustento de los necesitados. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Esperanza de los aburridos. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Gobernadora de los navegantes. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Puerto de los que peligran. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Muro de los obsesos. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Madre de los huérfanos. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Defensora de las viudas. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Consejera de los justos. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Consuelo de los atribulados. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Guarda de los niños. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Cabeza de los varones. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Fin de los ancianos. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Luz de los que se sientan en las tinieblas. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Grandeza de los reyes. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Escudo perpetuo. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Sabiduría de los necios. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Libertad de los esclavos. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Filosofía de los emperadores. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Ley de los impíos. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Pregón de los Profetas. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Anuncio de los Apóstoles. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Gloria de los Mártires. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Abstinencia de los Monjes. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Castidad de las Vírgenes. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Gozo de los Sacerdotes. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Fundamento de la Iglesia. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Cautela de la redondez de la tierra. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Repulsa de ídolos. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Destrucción de sus templos. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Escándalo de los judíos. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Perdición de los impíos. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Virtud de los inválidos. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Medida de los enfermos. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Limpieza de los leprosos. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Descanso de los paralíticos. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Pan de los hambrientos. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Fuente de los sedientos. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.
¡Oh Cruz!, Protección de los desnudos. Por ti me reciba, quien por ti me redimió.

En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.