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REZANDO JUNTOS, miércoles 2º de adviento. Ciclo A. San Mateo 11, 28-30. 2ª miércoles de Adviento, Ciclo A. Nos alegramos al comenzar este dìa, miércoles de la 2ª semana de Adviento, siempre atentos …Más
REZANDO JUNTOS, miércoles 2º de adviento. Ciclo A. San Mateo 11, 28-30.

2ª miércoles de Adviento, Ciclo A.

Nos alegramos al comenzar este dìa, miércoles de la 2ª semana de Adviento, siempre atentos y vigilantes esperando la venida de Jesùs, le decimos al Señor.
Te dirijo mi oración, Señor, con gran cariño y respeto, y me uno a la oraciòn de San Alfonso Marìa de Ligorio, que rezaba asì delante de tu presencia en la Eucaristìa: “Señor mío Jesucristo, que por amor a los hombres estás noche y día en la Eucaristía, lleno de piedad y de amor, esperando, llamando y recibiendo a cuantos vienen a visitarte: creo que estás presente en el sacramento del altar. Te adoro desde el abismo de mi nada y te agradezco todas las gracias que me has hecho, y especialmente porque Tú mismo te das en este sacramento”.
Tu Palabra Señor, ilumina mi vida y las actitudes que debo tener para cumplir tu Voluntad, por eso vamos a meditar en el Evangelio de san Mateo 11, 28-30.
En tus palabras Señor, descubro tu gran corazón, còmo conoces el corazón del hombre y còmo me conoces a mì, estos días de adviento, están siendo especialmente fatigosos y agobiantes, tantos encargos, tanta presión, tanto estrés que no lo puedo manejar, se acerca la Navidad y me preocupan tantas cosas, regalos, invitados, arreglar la casa, inventarios y cierres de año, es un corre y corre que no para y todo tiene que quedar terminado.
La carga que muchos llevamos es pesada, la familia, el trabajo, los estudios, una enfermedad prolonga indefinidamente, un mal entendido con un compañero de trabajo, la relación con la pareja que està pasando por momentos difíciles, la inseguridad de mi ciudad, decisiones urgentes que tengo que tomar, realmente la olla està llena y estamos apunto de explotar. Y Tù como el buen pastor, lleno de paz y mucha comprensión, me dices: “Vengan a mì, y Yo los aliviare”.
Tus palabras, Señor, son un bálsamo que traen armonía y tranquilidad, me dan seguridad. Me invitan a un abandono total en tì, una confianza ilimitada, un dejar atràs, lo que me agobia, y que tal vez ni siquiera està en mi solucionarlo, que no depende de mì, y me preocupo, por puro gusto.
Señor, Encontrar descanso, es algo que todos siempre buscamos, forma parte de nuestra condición humana, descanso que no implica que los problemas o el esfuerzo vayan a terminar. Pareciera que las cosas siguen igual, pero Contigo, se viven desde diferente perspectiva. Gracias, Señor, por ofrecerme esa paz. Para alcanzarla, te pido me des: fe, generosidad, fuerza de voluntad, confianza y, sobre todo, amor. Con estos dones y tu gracia, tendré la fuerza necesaria para vivir tu voluntad en estos días de Adviento.
Haz mi corazón semejante al Tuyo, me invitas a imitarte, a seguir tu ejemplo de mansedumbre y humildad, a tener un Corazòn como el tuyo, es que cuando la soberbia me agarra, me zarandea de una forma, que me quita toda serenidad, siendo humildes, como Tù, descansarè y sentirè que tu yugo es suave y la carga ligera.
Con el Papa Francisco, decimos: debemos tener el corazón de los pequeños, de "los pobres en espíritu", para reconocer que no somos auto-suficientes, que no podemos construir nuestra vida solos, que necesitamos de Dios, necesitamos encontrarle, escucharle y hablarle.
La oración nos abre a recibir el don de Dios, su sabiduría, que es Jesús mismo, para llevar a cabo la voluntad del Padre en nuestra vida y encontrar así reposo en las fatigas de nuestro camino.
Mi propósito en este dìa será, imitar el Corazòn de Jesùs, siendo manso humilde, pondrè mis cargas y angustìas, en sus manos, hoy visitarè al Señor en la Eucaristìa, y ahì harè ese acto de abandono y confianza, le ofrecerè ese problema que me angustia, y que hoy se ha convertido en una carga insoportable. Si es algo que no afecta mi alma, estarè tranquilo y en paz. Si es un problema material, confiarè en su providencia.
Mis queridos niños, Jesùs, quiere ser nuestro descanso, busca suavizar nuestras penas y dificultades, hoy díganle a Jesùs, que lo quieren mucho, y le agradecen de corazón que El lleve todo lo que les causa un peso o un dolor.
Que las cargas que llevamos se conviertan en bendiciòn, por eso unidos todos, inclinemos nuestro corazón para recibir la bendiciòn de Jesùs, Y la bendiciòn de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y ES. Descienda sobre nuestros cuerpos agobiados y casados, amè. Maranatà, Ven Señor, Jesùs, bonito dìa.
P. Dennis Doren LC