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SANTA MÓNICA, MADRE DE SAN AGUSTÍN. La vida de santa Mónica, la madre del gran san Agustín, es una vida sencilla sin muchos milagros ni maravillas como se dan en la vida de otros santos. Su vida se …Más
SANTA MÓNICA, MADRE DE SAN AGUSTÍN.

La vida de santa Mónica, la madre del gran san Agustín, es una vida sencilla sin muchos milagros ni maravillas como se dan en la vida de otros santos. Su vida se puede resumir en el fiel cumplimiento de sus obligaciones como esposa, madre y viuda. Cumplió a carta cabal sus obligaciones, siendo una esposa siempre atenta a las necesidades del esposo, sin provocarlo en sus cóleras, sin contradecirlo públicamente y siempre atenta a darle gusto y hacerlo feliz.

Como madre, en todo momento estuvo preocupada por sus tres hijos, no solamente en lo material, sino especialmente en lo espiritual. Por eso sufrió tanto al ver a su hijo Agustín extraviarse del buen camino. Lo siguió por tierra y por mar, oró día y noche durante años. Nunca se cansó de rezar y, al final, se cumplió la promesa que el Señor le había hecho en una visión de que lo vería cristiano católico. Cuando llegó ese momento y, viendo a su hijo ya convertido y entregado al servicio de Dios, manifestó su deseo de poder morir en paz, porque ya su misión había terminado en este mundo.

Su misión, es decir, la de salvar a su hijo extraviado. Y no solamente a él, también con sus modales humildes y sencillos, pudo ver convertida a su suegra, a su esposo Patricio, a sus empleadas domésticas y a sus otros dos hijos. Esa fue su misión y la cumplió con trabajo, oraciones y sacrificios.