“Es Francisco”: palabra de canonista

El controvertido libro de Antonio Socci pone en duda la validez de la elección del Papa Francisco, un sociólogo y un canonista italiano han decidido comentar esta tesis con argumentos de derecho canónico. ¿Quieres saber más?
“Es Francisco”: palabra de canonista
G Cerrelli y M. Introvigne para la Nuova Bussola Quotidiana. Traducción de INFOVATICANA
07/10/2014
El libro de Antonio Socci, “No es Francisco“, suscita dudas que turban a muchos de sus lectores sobre la regularidad de la elección del Papa Francisco. La elección, afirma el periodista, se llevó a cabo de manera irregular, por lo que el cardenal Bergoglio “no es Francisco” y el legítimo Papa sigue siendo Benedicto XVI. En este breve ensayo, Giancarlo Cerrelli, abogado especializado en Derecho Canónico, y Massimo Introvigne, sociólogo, también con el título de abogado, refutan la tesis de Socci.
Después de la publicación de su libro “No es Francisco,” Antonio Socci dice que identifica su posición con la de los sedevacantistas, para quienes la Sede Apostólica está vacante. En efecto, para él no está vacante, pues está ocupada por Benedicto XVI. Par Socci, el Papa emérito no tiene intención de ejercer el ministerio petrino, y por ello invita en obendiencia a Francisco. Lo de Socci es un sedevacantismo práctico. También es un sedevacantismo de relojería, porque la sede se convertirá en vacante tras la muerte de Benedicto XVI.
El problema de la validez de la elección, Socci dice, es completamente distinto de su juicio del pontificado de Francisco. Como escribe Socci, se tienen razones que indican que el cónclave no habría realmente electo un Papa, y que incluso se hubiera elegido al más conservador de los cardenales.
¿En qué basa la tesis sensacional Socci, que pretende inducir al Papa hacer las maletas e irse a Argentina? En un informe sobre el cónclave de la periodista argentina Elisabetta Piqué, leemos sobre la quinta votación que eligió Papa Francisco: “después de la votación y antes de leer los folletos, el cardenal escudriñador, por primera vez mezcla los papeles depositados en la urna, se da cuenta de que hay uno de más: son 116 y no 115 como deberían ser. Se piensa que, por error, un cardenal ha puesto dos folletos en la urna: uno con el nombre de su elegido y otro en blanco, que se había quedado pegado al primero. Son cosas que pasan. No pasada nada, esta votación se cancela de inmediato, el paquete es quemado más tarde sin que nadie lo haya visto, y se procede a una sexta votación“.
De esta afirmación, Socci deduce que la elección ha sido nula, por dos razones diferentes. En primer lugar, porque en vez de anular la votación, se debió de haber pasado al escrutinio de las papeletas, que podría haber dado un resultado diferente al del cardenal Bergoglio. En segundo lugar, porque se procedió de inmediato a la sexta votación, cuando tendrían que haber esperado al día siguiente.
Sólo que el argumento de Socci está infundado, de hecho y de derecho. De hecho, porque nadie puede saber si lo que dice Piqué es cierto. Curiosamente, en un libro en el que nada es seguro y todo es falible, incluyendo discursos y documentos del Papa, se atribuye una especie de infalibilidad sólo a unas pocas líneas de Piqué, con el pretexto de que habló bien de su libro el vaticanista Andrea Tornielli, de Radio Vaticana, y L’Osservatore Romano, que escribió que el libro ofrece “nuevos detalles sobre el cónclave“, y que Piqué es una amiga del Papa. Sólo alguien que no lee L’Osservatore Romano puede pensar que un libro revisado en sus columnas se convierten en Magisterio, y usted sabe que a los periodistas les encanta adornar sus historias. Y Socci sabe que ningún cardenal puede desmentir a Piqué porque hablar del cónclave está prohibido y castigado con la excomunión. Desde la creación de la prensa moderna, los periodistas dicen cualquier cosa de los cónclaves, y nadie que realmente estaba presente en el cónclave lo desmentía, ya que expondría al desmentidor a ser excomulgado.
Esto sería suficiente para preguntarse qué es exactamente de lo que Socci está hablando. Sin embargo, es absolutamente inconcebible que las cosas hayan ido como escribe Piqué, y el razonamiento de Socci no tiene un solo pie en el derecho. Sus objeciones son dos, y se derivan de la Constitución Apostólica del Papa San Juan Pablo II en la “Universi Dominici Gregis” de 1996, que establece las normas para el cónclave. La primera se refiere a los artículos 68 y 69 de la Constitución. El artículo 68 dispone que antes del examen habrá un conteo de las papeletas. «Si el número de votos no coincide con el número de votantes, es necesario quemarlas todas y proceder inmediatamente a una segunda votación.» El artículo 69 establece que «si en el conteo de votos, los escrutadores encontrasen dos papeletas dobladas que parecieran provenir de uno solo de los votantes, siempre que lleven el mismo nombre, que se cuenten como un solo voto, pero si llevan dos nombres diferentes, ninguno de los dos será válido en la votación; sin embargo, en ninguno de los casos se cancela el votación
Socci sostiene que “si [...] el 68 regula la fase del conteo y el 69 la fase de escrutinio, tendríamos dos artículos que le dan dos soluciones opuestas para el mismo problema (una tarjeta demás). Estaría en total contradicción“. Para evitar esta contradicción, propone una interpretación alternativa a la más habitual: los dos artículos no se refieren a diferentes etapas de la elección, sino a diferentes casos. El 68 se refiere al caso en que haya una papeleta de más en la urna, pero que todas las papeletas están separadas; el 69 es para el caso de que la tarjeta esté doblada junto con otra, de manera que dos papeletas se puedan rastrear a un solo votante. A Socci, sin embargo, que no es abogado, se le escapa, casi oculta al detalle, la arquitectura de las normas generales. El artículo 66, que como es lógico nunca cita, establece que el escrutinio incluye tres fases distintas: «1) la deposición de las fichas de la urna; 2) la mezcla y el recuento de la misma; 3) el recuento de votos.»
Los artículos 67, 68 y 69 regulan cada una de las tres fases. Según la interpretación literal y común entre los canonistas, el artículo 68 establece la fase del recuento, y el artículo 69 la del escrutinio, con lo que en realidad no se crea ninguna contradicción. En derecho, se le llama contradicción a la existencia de normas que dan diferentes soluciones al mismo problema. Pero el 68 y 69 dan diferentes soluciones a diferentes problemas: si la papeleta de más se descubre en la fase de recuento, se aplica el 68; si está en fase del escrutinio, es decir, si no hay una papeleta en la urna, sino que aparecen dos pestañas compiladas por solo un elector, el 69.
¿Es posible que la papeleta se escape durante la fase de recuento y emerja sólo en el momento del examen? Sí, es posible. Si se da el acaso de que un cardenal tenga dos papeles pegados juntos: es posible que durante el recuento, una abertura de los pliegues de lo que parecía una sola papeleta desvele que en realidad son dos. En el caso en que Piqué tuviera razón, la papeleta de más habría surgido en la etapa del recuento, y no en la del escrutinio, y por lo tanto se aplicó correctamente el artículo 68 que ordena quemar las cartas y no escrutar la urna.
La segunda alegación de Socci se refiere al artículo 63 de la misma Constitución de San Juan Pablo II, que prescribe que en todos los días del cónclave, “se deben tomar dos votos tanto en la mañana como en la tarde“, por lo tanto cuatro en total. Según Piqué, el 13 de marzo hubo cinco votos y no cuatro. Aquí, Socci sí podría haber visto una contradicción con el artículo 68, que establece que cuando, como hemos visto en la fase de recuento, emerge una papeleta demás, es necesario quemar todas las papaletas y proceder “de inmediato” a una nueva votación. “De inmediato”, ¿incluso si ese día ya se habían realizado cuatro votaciones? Pero en este caso, ¿no se viola el artículo 63? En realidad no, porque, mediante la aplicación de principios generales y elementales del derecho, incluso el canónico, el artículo 63 se refiere a cuatro votos válidos y completos, es decir, hasta que llegue al escrutinio. Si se queman las cartas, de conformidad con el artículo 68, antes del recuento, no ha terminado la votación, y por lo tanto no debe de ser contada entre las cuatro de la jornada. Si las cosas hubieran ido como dice Piqué, el llamado “quinto voto” en realidad era el cuarto, ya que no se ha completado cuando el recuento se interrumpe con la quema, no pudiendo ser contado como tal.
Socci, por lo tanto, no tiene ninguna razón en ninguno de los dos puntos que plantea. Pero si tuviera razón, y realmente hubiera habido cinco votaciones en el mismo día, o si se hubiera anulado una votación que ya había sido escrutada, ¿por eso Francisco no sería Papa? En realidad no, ni siquiera en este caso. Socci, que aún no es abogado, interpreta el artículo 76 de la Constitución “Universi Dominici Gregis” de manera literal y formalista. El artículo afirma que «si las elecciones se hubieran producido de otro modo del que se prescribe en la presente Constitución o no se hubieran cumplido las condiciones establecidas en este documento, la elección es por lo tanto nula y sin efecto.» Pero esto no quiere decir, como cree Socci, que cualquier incumplimiento formal anula algo tan importante como la elección del Papa.
Tomemos un ejemplo: el artículo 67 establece que si un cardenal se encuentra enfermo presentará las papeletas y la caja “en una pequeña bandeja.” Si utilizó por error una gran bandeja en vez de una pequeña, ¿piensa Socci que la elección del Papa es inválida? El ejemplo es paradójico, pero sirve para aclarar que las palabras “de otro modo” y la referencia a las “condiciones” se refieren a las líneas esenciales del cónclave, y no a los elementos individuales, por muy útiles que sean al ordenado desarrollo de la votación. La doctrina canónica más autorizada sostiene que, con el fin de evitar incertidumbres y otros problemas graves, las condiciones para cuestionar la validez de los votos para la elección del Romano Pontífice, o técnicamente la “provisión del oficio primado,” se han reducido al mínimo: siendo suficiente que las elecciones hayan sido secretas y que hayan contado con el suficiente consentimiento, por supuesto. No haciendo nulo el voto, por lo tanto, ni el error, ni el miedo, ni siquiera un acto gravísimo como la simonía (artículo 78 de la Constitución). Sólo si el esquema esencial de la elección estuviera alterado, se podría decir que hubo un cónclave “de otro modo” según lo prescrito por la Iglesia y sin observar las “condiciones” que esto requiere. Y, realmente, si el esquema esencial del cónclave hubiese estado alterado, ¿cómo es que ni un solo cardenal ha protestado?
En resumen, nadie puede saber si las cosas sucedieron como dice Piqué, pero incluso si así hubiera sido, no habría habido ninguna irregularidad. Si hubiera habido, pero no la hubo, alguna irregularidad formal, no habría sido tan grave como para alterar el patrón esencial de la elección, lo que no invalida el cónclave. Por otra parte, a diferencia de lo que ocurrió en el caso de anti-papas del medievo, la elección de Francisco ha sido aceptada por todos los cardenales, obispos y fieles del mundo, a excepción de Socci, algunos de sus amigos, y algunos clarividentes de dudosas intenciones y costumbres morales.
Las catastróficas consecuencias profetizadas por Socci, si “la elección de Bergoglio es nula, nunca existió“, harían caer sus nombramientos episcopales, canonizaciones y actos de gobierno, aunque permanecerían, afortunadamente, fragmentos de la febril y ciertamente brillante imaginación del periodista. Para los simples fieles, al igual que cualquier canonista, la respuesta a la duda planteada por Socci es obvia: “es Francisco,” es el Papa, ha sido elegido válidamente y gobierna válidamente. Lo demás es chismorreo.

Artículo en italiano:

G. Cerrelli y M. Introvigne para La Nuova Bussola Quotidiana. Traducción de infovaticana
«È Francesco», parola di canonista
di G. Cerrelli e M. Introvigne07-10-2014

Il libro di Antonio Socci «Non è Francesco» solleva dubbi, che turbano molti suoi lettori, sulla regolarità dell’elezione di Papa Francesco. L’elezione, afferma il giornalista, è avvenuta in modo irregolare, così che il cardinale Bergoglio «non è Francesco» e il legittimo Papa è ancora Benedetto XVI. In questo breve saggio Giancarlo Cerrelli, avocato specializzato in Diritto canonico, e Massimo Introvigne, sociologo ma con anche una laurea in legge, confutano la tesi di Socci.
Dopo la pubblicazione del suo libro «Non è Francesco», Antonio Socci contesta chi identifica la sua posizione con quella dei sedevacantisti, per cui la sede apostolica è vacante. In effetti, per lui non è vacante ma è occupata da Benedetto XVI. Poiché però il Papa emerito non intende esercitare il ministero petrino, e anzi invita a obbedire a Francesco, quello di Socci è un sedevacantismo pratico. È anche un sedevacantismo a orologeria, perché la sede diventerebbe vacante alla morte di Benedetto XVI.
Il problema della validità dell’elezione – Socci lo sa – è del tutto distinto dal giudizio sul pontificato di Francesco. Come scrive Socci, se ha ragione lui il conclave non avrebbe veramente eletto un Papa neppure se avesse scelto il più conservatore dei cardinali.
Su che cosa fonda Socci la sua tesi sensazionale, che – aggiunge – dovrebbe indurre il Papa a fare le valigie e tornarsene in Argentina? Su un resoconto relativo al conclave della giornalista argentina Elisabetta Piqué, dove si legge, a proposito della quinta votazione che elesse Papa Francesco: «Dopo la votazione e prima della lettura dei foglietti, il cardinale scrutatore, che per prima cosa mescola i foglietti deposti nell’urna, si accorge che ce n’è uno in più: sono 116 e non 115 come dovrebbero essere. Sembra che, per errore, un porporato abbia deposto due foglietti nell’urna: uno con il nome del suo prescelto e uno in bianco, che era rimasto attaccato al primo. Cose che succedono. Niente da fare, questa votazione viene subito annullata, i foglietti verranno bruciati più tardi senza essere stati visti, e si procede a una sesta votazione».
Da questa affermazione Socci ricava che l’elezione è stata nulla, per due motivi diversi. Primo, perché, anziché annullare la votazione, si sarebbe dovuto procedere comunque allo scrutinio, che avrebbe potuto dare un esisto diverso dall’elezione del cardinale Bergoglio. Secondo, perché si procedette subito alla sesta votazione, mentre si sarebbe dovuto attendere il giorno dopo.
Senonché l’argomento di Socci è infondato in fatto e in diritto. In fatto, perché nessuno può sapere se quanto riferisce la Piqué è vero. Curiosamente, in un libro dove nulla è certo e tutto è fallibile, compresi i pronunciamenti e i documenti del Papa, è attribuita una sorta d’infallibilità solo alle poche righe della Piqué, con il pretesto che del suo libro hanno parlato bene il vaticanista Andrea Tornielli, Radio Vaticana e «L’Osservatore Romano» – il quale ha scritto che il libro propone «dettagli inediti sul conclave» –, e che la Piqué è amica del Papa. Solo chi non legge «L’Osservatore Romano» può pensare che un libro recensito su quelle colonne diventi Magistero, e si sa che i giornalisti amano infiorare i loro racconti. "E Socci sa benissimo che nessun cardinale può smentire la Piqué perché parlare del conclave è vietato graviter onerata ipsorum conscientia e in alcuni casi, per altri, è punito con la scomunica". Da quando esiste la stampa moderna, i giornalisti raccontano la qualunque sui conclavi, e nessuno che al conclave ci sia stato davvero li smentisce, perché smentendoli si esporrebbe a essere scomunicato.
Basterebbe questo per chiedersi di che cosa esattamente Socci stia parlando. Ma ammesso – e assolutamente non concesso – che le cose siano andate come scrive la Piqué, il ragionamento di Socci non sta comunque in piedi in diritto. Le sue contestazioni sono due, e derivano dalla costituzione apostolica di san Giovanni Paolo II «Universi dominici gregis» del 1996, che fissa le regole per il conclave. La prima si riferisce agli articoli 68 e 69 della costituzione. L’articolo 68 stabilisce che, prima dello spoglio, si procede a un conteggio delle schede. «Se il numero delle schede non corrisponde al numero degli elettori, bisogna bruciarle tutte e procedere subito ad una seconda votazione». L’articolo 69 prevede che «qualora nello spoglio dei voti gli Scrutatori trovassero due schede piegate in modo da sembrare compilate da un solo elettore, se esse portano lo stesso nome vanno conteggiate per un solo voto, se invece portano due nomi diversi, nessuno dei due voti sarà valido; tuttavia, in nessuno dei due casi viene annullata la votazione».
Socci sostiene che «se […] il 68 regolasse la fase del conteggio e il 69 quella dello scrutinio avremmo due articoli che danno due soluzioni opposte per il medesimo problema (una scheda in più). Sarebbero dunque in totale contraddizione». Per evitare questa contraddizione, propone un’interpretazione alternativa a quella più consueta: i due articoli non si riferirebbero a fasi diverse dello scrutinio, ma a casi diversi. Il 68 si riferirebbe al caso in cui si trova una scheda in più, ma tutte le schede sono separate; il 69 al caso in cui la scheda in più è piegata insieme con un’altra in modo che due schede possano essere ricondotte a un solo elettore.

A Socci però, che non è un giurista, sfugge – quasi celata dal dettaglio – l’architettura complessiva delle norme. L’articolo 66, che non a caso non cita mai, stabilisce che lo scrutinio comprende tre fasi separate: «1) la deposizione delle schede nell'apposita urna; 2) il mescolamento ed il conteggio delle stesse; 3) lo spoglio dei voti». Dopo di che gli articoli 67, 68 e 69 regolano ciascuno una delle tre fasi. Dando l’interpretazione letterale e comune tra i canonisti – l’articolo 68 regola la fase del conteggio e l’articolo 69 quella dello spoglio – non si crea in realtà nessuna contraddizione. In diritto si chiama contraddizione l’esistenza di norme che danno soluzioni diverse allo stesso problema. Ma il 68 e il 69 danno soluzioni diverse a problemi diversi: se la scheda in più si scopre nella fase di conteggio, si applica il 68; se la si trova nella fase di spoglio – ovvero se non c’è nessuna scheda in più ma comunque due schede sembrano «compilate da un solo elettore» – il 69. È possibile che la scheda in più sfugga durante la fase del conteggio ed emerga solo al momento dello spoglio? Sì, è possibile, precisamente nel caso in cui un cardinale abbia piegato due foglietti insieme: è possibile che solo aprendo quella che durante il conteggio era sembrata una sola scheda si scopra che in realtà sono due. Ammettendo che la Piqué abbia ragione, la scheda che non doveva esserci emerse nella fase del conteggio, non in quella dello spoglio, e fu quindi applicato correttamente l’articolo 68 procedendo a bruciare le schede e non a scrutinarle.
La seconda contestazione di Socci riguarda l’articolo 63 della stessa costituzione di san Giovanni Paolo II, il quale prescrive che in ogni giorno di conclave «si dovranno tenere due votazioni sia al mattino sia al pomeriggio», dunque quattro in totale. Secondo la Piqué il 13 marzo vi furono cinque votazioni e non quattro. Qui sì Socci potrebbe vedere una contraddizione con l’articolo 68, il quale prevede come abbiamo visto che qualora in fase di conteggio emerga una scheda in più, occorre bruciare tutte le schede e procedere «subito» a una nuova votazione. «Subito» anche se quel giorno ci sono già state quattro votazioni? Ma in tal caso non si viola l’articolo 63? In realtà no, perché – applicando elementari principi generali del diritto, anche canonico – l’articolo 63 si riferisce a quattro votazioni valide e complete, cioè arrivate fino allo spoglio. Se si bruciano le schede a norma dell’articolo 68 prima di procedere allo spoglio non si è completata la votazione, che dunque non va conteggiata fra le quattro del giorno. Se le cose fossero andate come afferma la Piqué, la cosiddetta «quinta» votazione sarebbe stata in realtà la quarta, perché quella non portata a termine tramite lo spoglio ma interrotta bruciando le schede non poteva entrare nel conteggio.
Socci, dunque, non ha ragione su nessuno dei due punti che solleva. Ma se avesse ragione, e ci fossero state davvero cinque votazioni nello stesso giorno, ovvero si fosse annullata una votazione che andava invece scrutinata, per questo Francesco non sarebbe Papa? In realtà no, neppure in questo caso. Socci, ancora da non giurista, interpreta l’articolo 76 della costituzione «Universi dominici gregis» in modo letterale e formalistico. L’articolo prescrive che «se l’elezione fosse avvenuta altrimenti da come è prescritto nella presente Costituzione o non fossero state osservate le condizioni qui stabilite, l’elezione è per ciò stesso nulla e invalida». Ma questo non significa, come pensa Socci, che qualunque violazione formale renda nulla una cosa tanto importante come l’elezione del Papa.
Facciamo un esempio: l’articolo 67 prescrive che se un cardinale è infermo gli si portino le schede e la cassetta «su un piccolo vassoio». Se per errore si usasse un vassoio grande anziché piccolo, pensa Socci che l’elezione del Papa sarebbe invalida? L’esempio è paradossale, ma serve a chiarire che l’avverbio «altrimenti» e il riferimento alle «condizioni» si riferisce allo schema essenziale del conclave, e non a singoli elementi, per quanto utili all’ordinato svolgimento delle votazioni.

La dottrina canonistica più autorevole anzi ritiene che, per evitare incertezze e altri gravi inconvenienti, i requisiti di validità del voto per l’elezione del Romano Pontefice, o tecnicamente per la «provvista dell'ufficio primaziale», siano stati ridotti al minimo: è sufficiente che il procedimento sia stato segreto e che si sia avuto con consenso naturalmente sufficiente. Non rendono nullo il voto, pertanto, né l'errore, né la paura: e neppure un fatto gravissimo come la simonia (art. 78 della costituzione). Solo se lo schema essenziale dell’elezione fosse stato stravolto si potrebbe dire che si è tenuto un conclave «altrimenti» da come prescrive la Chiesa e senza osservare le «condizioni» che questa prescrive. E davvero, se lo schema essenziale del conclave fosse stato stravolto, non un solo cardinale avrebbe protestato?
Riassumendo: nessuno può sapere se le cose siano andate come dice la Piqué, ma anche se fosse così non ci sarebbe stata nessuna irregolarità. Se ci fosse stata – ma non ci fu – qualche irregolarità formale, non tale da alterare lo schema essenziale dell’elezione, questa non invaliderebbe il conclave. Del resto, a differenza di quanto avveniva nel caso degli antipapi del Medioevo, l’elezione di Francesco è stata accettata da tutti i cardinali, i vescovi e i fedeli del mondo, tranne Socci, qualche suo amico e qualche veggente di dubbie intenzioni e costumi morali.
Le catastrofiche conseguenze prospettate da Socci – se «l’elezione di Bergoglio è nulla, non è mai esistita» cadono le sue nomine episcopali, le canonizzazioni, gli atti di governo – rimangono dunque, per fortuna, frammenti della fervida e certamente brillante immaginazione del giornalista. Per i fedeli comuni, come per qualunque canonista, la risposta al dubbio sollevato da Socci è ovvia: «è Francesco», è il Papa, è stato validamente eletto e validamente governa. Il resto è chiacchiera.
Josefine
El pastor debe apacentar los corderos y entregar a no los enemigos.
Jesús Cristo es el único Salvador y nos da gran gracia, porque su palabra es eterna, y la vida que se produce, igualmente es eterna.
Él mismo es la gracia de Dios salva del pecado, cura todas las enfermedades y liberado de todos los poderes demoníacos.
Pero tenemos que estudiar la verdadera palabra de Dios porque es la única …Más
El pastor debe apacentar los corderos y entregar a no los enemigos.
Jesús Cristo es el único Salvador y nos da gran gracia, porque su palabra es eterna, y la vida que se produce, igualmente es eterna.
Él mismo es la gracia de Dios salva del pecado, cura todas las enfermedades y liberado de todos los poderes demoníacos.
Pero tenemos que estudiar la verdadera palabra de Dios porque es la única medicina para todo.
Alicja Snaczke
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🙏Más
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Marcus Antares
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AMarina
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Celeste Bonaluz
AMEMOS Y DEFENDAMOS AL PAPA. Autor: Santiago MARTÍN, sacerdote
Que hay religiosos, religiosas, sacerdotes y obispos que están, más o menos abiertamente, contra el Papa no es una noticia nueva. Todos lo sabemos.
También sabemos todos que los laicos practicantes están, en cambio, en su inmensa mayoría muy próximos al Pontífice, como lo estuvieron con el Papa anterior. La noticia es que un nuncio …Más
AMEMOS Y DEFENDAMOS AL PAPA. Autor: Santiago MARTÍN, sacerdote
Que hay religiosos, religiosas, sacerdotes y obispos que están, más o menos abiertamente, contra el Papa no es una noticia nueva. Todos lo sabemos.

También sabemos todos que los laicos practicantes están, en cambio, en su inmensa mayoría muy próximos al Pontífice, como lo estuvieron con el Papa anterior. La noticia es que un nuncio se atreva a decirlo y que lo haga sin pelos en la lengua.
Celeste Bonaluz
Normalmente los nuncios, por su profesión, son discretos y se suelen abstener de hacer declaraciones públicas que generen controversia. Al fin y al cabo son diplomáticos y la mesura va unida al cargo. Sin embargo, el representante del Papa en Argentina, monseñor Bernardini, ha decidido saltarse esa ley no escrita y ha puesto su autorizada voz al servicio de la verdad.
7 más comentarios de Celeste Bonaluz
Celeste Bonaluz
De la Verdad con mayúsculas –que es Cristo-, diciendo que el rechazo que sufre el Papa entre un sector creciente de la jerarquía se debe a su defensa de esa Verdad.
Celeste Bonaluz
En su crítica no ha dudado en decir que el episcopado sigue siendo de bajo perfil, con lo cual, indirectamente, está criticando a sus colegas, los nuncios, que son los que proponen los nombres de los obispos al Papa.
Celeste Bonaluz
Puede ser que las palabras del nuncio en Argentina se deban a un cierto malestar o enfrentamiento con el episcopado de ese país. Lo ignoro. Pero es muy probable que se estuviera refiriendo a lo que está pasando en general en la Iglesia.
Celeste Bonaluz
Pongamos un ejemplo: cuando el año pasado Benedicto XVI fue objeto de una campaña de acoso y derribo por parte de los de siempre, a través del diario “The New York Times” y de la BBC, reclamando su dimisión por una supuesta protección a pederastas,
Celeste Bonaluz
las Conferencias Episcopales enviaron, ciertamente, cartas de adhesión al Pontífice, pero fueron muy pocos los obispos que convocaron vigilias de oración en sus catedrales para rezar por el anciano Papa sometido a un acoso mediático sin precedentes.
Celeste Bonaluz
Fueron muy pocos los que promovieron iniciativas públicas de apoyo al mismo, como recogida de firmas a su favor. ¿Era falta de imaginación –ese perfil bajo del que habla el nuncio argentino- o era algo más profundo y grave? Además, cuando movimientos como el de los Franciscanos de María se lanzaron a la calle a buscar esas firmas, muchos sacerdotes se negaron a que las pidieran en las puertas …Más
Fueron muy pocos los que promovieron iniciativas públicas de apoyo al mismo, como recogida de firmas a su favor. ¿Era falta de imaginación –ese perfil bajo del que habla el nuncio argentino- o era algo más profundo y grave? Además, cuando movimientos como el de los Franciscanos de María se lanzaron a la calle a buscar esas firmas, muchos sacerdotes se negaron a que las pidieran en las puertas de sus parroquias.
Celeste Bonaluz
No estamos, pues, ante casos aislados –por desgracia siempre inevitables-, sino ante una desafección extendida, ciertamente no mayoritaria entre los obispos y el clero diocesano, aunque sí entre los religiosos. Denunciarlo, como ha hecho monseñor Bernardini, es el primer paso para resolver el problema. Rezar es el segundo y definitivo. Por último, convendrá actuar, saliendo en defensa del Papa …Más
No estamos, pues, ante casos aislados –por desgracia siempre inevitables-, sino ante una desafección extendida, ciertamente no mayoritaria entre los obispos y el clero diocesano, aunque sí entre los religiosos. Denunciarlo, como ha hecho monseñor Bernardini, es el primer paso para resolver el problema. Rezar es el segundo y definitivo. Por último, convendrá actuar, saliendo en defensa del Papa y de la Iglesia, incluso ante los enemigos de dentro.
Leticia María
AMAR AL PAPA Y A LA IGLESIA (San Josemaría Escrivá de Balaguer)
El Papa, sea quien sea, es Pedro y, en consecuencia, es el camino seguro para llegar a Cristo: «Omnes cum Petro ad Iesum per Mariam», nos propone el autor como una orientación para la vida cristiana en el n. 833. El Romano Pontífice es contemplado, pues, en su calidad de Sucesor de Pedro, Cabeza visible de la Iglesia.
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AMAR AL PAPA Y A LA IGLESIA (San Josemaría Escrivá de Balaguer)

El Papa, sea quien sea, es Pedro y, en consecuencia, es el camino seguro para llegar a Cristo: «Omnes cum Petro ad Iesum per Mariam», nos propone el autor como una orientación para la vida cristiana en el n. 833. El Romano Pontífice es contemplado, pues, en su calidad de Sucesor de Pedro, Cabeza visible de la Iglesia.
Leticia María
El Papa, sea quien sea, es Pedro y, en consecuencia, es el camino seguro para llegar a Cristo: «Omnes cum Petro ad Iesum per Mariam», nos propone el autor como una orientación para la vida cristiana en el n. 833. El Romano Pontífice es contemplado, pues, en su calidad de Sucesor de Pedro, Cabeza visible de la Iglesia.
5 más comentarios de Leticia María
Leticia María
Ciertamente, el Papa —dirá la teología— no posee todas las prerrogativas que tuvo Pedro, como testigo directo de la vida de Jesús. No se trata en Camino de elaborar una teología del primado, sino de suscitar la fe que reconoce en el Papa la presencia perpetua del ministerio petrino de unidad, de comunión.
Leticia María
De igual modo que el Apóstol de las gentes decidió, movido por la fe en el ministerio de Pedro en la Iglesia, ir a Jerusalén tras su conversión «videre Petrum», para «ver a Pedro» (cfr. Gal 1, 18), así en Camino el autor nos invita a afianzar el sentimiento de ser hijo de la Iglesia, el gozo de pertenecer a la Iglesia Católica Romana, por el reconocimiento del Vicario de Cristo en la tierra: «…Más
De igual modo que el Apóstol de las gentes decidió, movido por la fe en el ministerio de Pedro en la Iglesia, ir a Jerusalén tras su conversión «videre Petrum», para «ver a Pedro» (cfr. Gal 1, 18), así en Camino el autor nos invita a afianzar el sentimiento de ser hijo de la Iglesia, el gozo de pertenecer a la Iglesia Católica Romana, por el reconocimiento del Vicario de Cristo en la tierra: «Católico, Apostólico, ¡Romano!
Leticia María
—Me gusta que seas muy romano. Y que tengas deseos de hacer tu "romería", "videre Petrum", para ver a Pedro» (n. 520).
Leticia María
Los deseos de comunión y el ferviente amor al Papa son considerados en Camino como un don de Dios, que hemos de saber agradecer: «Gracias, Dios mío, por el amor al Papa que has puesto en mi corazón» (n. 573). En efecto, aunque el amor al Papa puede ser cultivado y acrecentado en nuestro corazón, no deja de ser, en último término, fruto de la acción del Espíritu Santo que es el alma de la Iglesia …Más
Los deseos de comunión y el ferviente amor al Papa son considerados en Camino como un don de Dios, que hemos de saber agradecer: «Gracias, Dios mío, por el amor al Papa que has puesto en mi corazón» (n. 573). En efecto, aunque el amor al Papa puede ser cultivado y acrecentado en nuestro corazón, no deja de ser, en último término, fruto de la acción del Espíritu Santo que es el alma de la Iglesia y el que pone la semilla de la unidad en el corazón de todos los cristianos.
Leticia María
Este amor a la Iglesia, concreto y operativo, se percibe en Camino como un don de Dios al hombre.