Los jóvenes y la verdadera juventud.

En su visita pastoral a Génova Benedicto XVI mantuvo un encuentro con la juventud en el que les habló de verdadero amor y de las verdaderas promesas que abren al futuro. En el encuentro resplandeció la Estrella de María, invocada en la oración mariana del Ángelus.

La lluvia, fértil bendición por áridas almas, no detuvo a los jóvenes que llenaron la Plaza Matteotti de Génova este domingo. El Papa les hablo de la verdadera juventud, "que no es cuestión de años, de vigor físico, de estar en forma radiante, de eficacia". Es algo que afecta al conocer y al querer. Más bien, conocer para querer y querer a quién se ha conocido. Y éste "quien" es precisamente Jesús, el manantial del amor. Con Él se permanece siempre joven en el corazón, con Él se irradia bondad. He aquí el manantial de la juventud para Papa Benedicto. La bondad, en efecto, huye del paso del tiempo. Por esto quien es bueno y generoso es realmente joven. Los jóvenes intuyen y acogen el mensaje del Papa: elige bien, no destruyas el futuro, entrégate a Jesús que no hace juegos de palabras. Habla con él, llamando a la puerta de las palabras del Evangelio con la que él habla con nosotros.

Luego el pensamiento del Papa se dirigío a Génova a toda la Liguria en la oración del Ángelus, durante la cual el Papa invocó la materna asistencia de la Virgen de la Guardia sobre toda la diócesis, recordando también todos aquellos santuarios que salpican la región. Con un doble deseo: que esta tierra esté, como en el pasado, abierta al mundo entero; que las nuevas generaciones sigan, iluminadas por María "Estrella" de la esperanza, la justa ruta en el mar a menudo tempestuoso de la vida.