Gottlob
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¿Misa reality?

“Imposible parece poderse hallar una prerrogativa más excelente del sacrificio de la Misa, que el poderse decir de él que es, no sólo la copia, sino también el verdadero y exacto original del sacrificio de la cruz.”

(El tesoro escondido de la Santa Misa. San Leonardo de Porto Mauricio)

El otro día, me acerqué a visitar a una amiga que está convaleciente y debido a su enfermedad, no puede salir de su casa. Cuando llegué, estaba viendo la Santa Misa en la televisión. La pobre, con cara de congoja, me dijo, “es lo que hay, ya ves, parece un reality, pero se supone que es, la Misa”…Si uno no tiene bastante con su enfermedad, siempre tiene posibilidad de otros padecimientos.

¿Que sucede con las Misas televisadas? En vez de ser un ejemplo de perfección Litúrgica, nos encontramos todo lo contrario, una chabacanería sin precedentes. Desde Altares llenos de globos, niños sentados en torno al ambón, Sacerdotes que micrófono en mano, estilo predicador de la new age, se lanzan a la homilía por el pasillo adelante, coros con guitarra y pandereta en mano, que como si estuviéramos en un día de playa, nos recuerdan “que bello es amar”, etc…

Se supone que toda esta variedad de Misas que nos ofrecen a través de los distintos canales de televisión, no son emisiones en privado que los Obispos no puedan ver, por lo tanto, la pregunta es muy sencilla, ¿Por qué se permiten estas aberraciones? ¿Por qué se consiente que domingo tras domingo, lo que tendría que ser una Celebración perfecta, para ejemplo y corrección de muchos, sea una catástrofe nuclear? ¿Por qué en las emisiones de los canales estatales o de la Iglesia, no se dedica un día al mes, como mínimo, a la Celebración por el Rito Extraordinario?

Es obvio y evidente que lo que se quiere promocionar, es lo cutre. El gran inconveniente de todo esto, es que hoy en día, la televisión, es un referente para muchas personas y no es extraño escuchar las siguientes conversaciones, “hay un canto muy bonito, que lo escuché en la Misa de la tele”, como si ese fuese el espejo en el que deban mirarse nuestras Parroquias. Mal vamos, si así lo hacemos.

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