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Criterio

Gozo

Un santo triste es un triste santo, el gozo es el efecto de la caridad.

El hombre cuando, en unión de amor y entregado totalmente a Dios, es gobernado por el Espíritu Santo por medio de sus dones, en esa experiencia de Dios, que tiene el alma en estado de divina contemplación gozosísima, aun en medio de los mayores martirios, vive, la vida cristiana en todo su desarrollo.

Jesús envolviéndole en una mirada de infinito amor, le dijo: «Baja del árbol, Zaqueo, que hoy quiero hospedarme en tu casa». Y bajó Zaqueo corriendo. Y, acercándose a Jesús y sintiéndose por dentro transformado y lleno de gozo, exclamó: «La mitad de mis bienes, Señor, estoy dispuesto a dar a los pobres; y si a alguno he podido defraudar, le devolveré el cuadruplo».

Saulo vio la Luz. Conoció a Cristo y le amó hasta llegar a decir: «Ya no soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en mí». Para afirmar en seguida que rebosaba de gozo en cuantas tribulaciones padecía por el amor de Jesús. Y de perseguidor, se convirtió en apóstol de las gentes para llevar el nombre de Jesús hasta los confines de la tierra.

Los frutos del espíritu, santo según san pablo, son: caridad, gozo, paz, longanimidad, afabilidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza…

El cuerpo bien disciplinado es un instrumento excelente para nuestra santificación. Pero por la naturaleza caída, está mal inclinada y tiene una tendencia casi irresistible a cuanto pueda proporcionarle algún placer a través de los sentidos. Si no se le sujeta se convierte en un potro indomable, debemos evitar poner el gozo, en el mero placer sensible que causan los objetos sensibles a los sentidos sin elevarse a Dios a través de ellos.

Jesus le dice a la Samaritana “Quien bebe del agua de este pozo, vuelve a tener sed; mas quien bebe del agua que yo le diere, no volverá a tener sed jamás, porque se hará en su interior como una fuente que salta hasta la vida eterna». Díjole entonces la mujer, llena de Gozo: «Señor, dame de ese agua para que yo no vuelva a tener sed ni tenga que venir más al pozo a buscarla»…

“Hasta ahora no habéis pedido nada en mi nombre; pedid y recibiréis, para que sea cumplido vuestro gozo.» Jua 16:24 

Dice san Pablo en Rom 5,5  El amor de Dios se ha derramado en nuestros corazones por virtud del Espíritu Santo, que nos ha sido dado. Ahora bien, el gozo es en nosotros producto del Espíritu Santo, No es el reino de Dios comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo del Espíritu Santo. Rom 14,17:

La caridad, es el amor de Dios, leemos en 1 Jn 4,16: El que está en caridad permanece en Dios y Dios en él. Por eso mismo, el gozo espiritual que tiene a Dios por objeto es causado por la caridad.

El gozo de la caridad es gozo de divina sabiduría, y éste no implica tristeza, según Sab 8,16: Entrando en mi casa hallaré en la sabiduría mi reposo; pues no hay amargura en su convivencia, ni tedio en su compañía; al contrario, alegría y gozo.

El gozo en el Señor debe ir creciendo continuamente, mientras que el gozo en el mundo debe ir disminuyendo hasta extinguirse. Esto no debe entenderse en el sentido de que no debamos alegrarnos mientras estemos en el mundo. Pues no es poca la alegría de la esperanza. (SAN AGUSTIN, Sermón 21).

Esto os lo digo para que yo me goce en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido. «Os he dicho estas cosas para que mi alegría resida en vosotros» Jua 15,11; como diciendo: aunque la tristeza venga, yo la destruiré para convertirla en gozo.

Tolerar la persecución en silencio por amor de Dios es ya una obra muy grande de virtud. Pero gozarse en ella, considerarse feliz en ella, bendecir a Dios y amar con predilección a los que nos persiguen y calumnian (Mt. 5,43-48) es ya el colmo del heroísmo y de la santidad, encendida en su alma la antorcha de la fe, caminaran impertérritos a las cárceles, suplicios y muertes afrentosas, gozosos de padecer aquellos ultrajes: por el nombre de Jesús (Hechos 5,41).

¡Hazme escuchar el gozo y la alegría, y saltarán de gozo los huesos que trituraste! Dice Sal 51,10 

Filipenses 4,4 Alegraos en el Señor siempre; otra vez lo diré: Alegraos. San Pablo proclama la gran excelencia de la alegría, tesoro inexhausto de santidad. Más debemos evitar que esa hermosa fuerza de la alegría descienda del espíritu a la carne. ¡Cuántas veces sucede que un banquete para celebrar algo espiritual concluye con la ebriedad que nos bestializa y nos mueve al pecado!

La vida del hombre es el gozo del corazón, y la alegría del varón es su longevidad. Anímate y alegra tu corazón, y echa lejos de ti la tristeza;» Eclesiástico 30:23 

¡Alegraos en Yahvé y regocijaos, justos! Saltad de gozo todos los rectos de corazón.

Por #bottegadivina

Bottega Divina es un Canal dedicado a aplicar la tradición moral Cristiana a situaciones críticas en la política y la sociedad. Abogamos y velamos por la aplicación de los principios fundamentales de la sociedad, como el derecho natural, en los ámbitos políticos y sociales.

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