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REZANDO JUNTOS. 20 de diciembre. San Lucas 1, 26-38. Ciclo A.

REZANDO JUNTOS, 20 de diciembre, San Lucas 1. 26-38. Ciclo A.
Llenos de alegría comenzamos este dìa, 20 de diciembre, poniendo nuestras vidas en las manos del Señor, sabiendo que se acerca el dìa de la navidad. Por eso confiadamente le decimos.
Al Rey que ha de venir, venid, adoremos.
Belén, ciudad de Dios, de ti saldrá el Dominador de Israel, cuyos orígenes serán de antiguo, y será alabado en toda la tierra, y habrá paz en su venida.
Oh Sabiduría, que procedes de la boca del Altísimo, que conoces todas las cosas desde el principio hasta el fin y las dispones con suavidad y fortaleza; ven y enséñanos el camino de la prudencia.

Apresúrate, Señor, no tardes, y otórganos el auxilio de tu virtud celestial, pues confiamos en tu clemencia, para que seamos confortados con los consuelos de tu venida.

Meditemos en el Evangelio de san Lucas 1, 26-38
María, nos enseñas que eres una mujer de oración, especialmente familiarizada con las cosas de Dios te ves sorprendida por un mensajero que te abre a la posibilidad de ser ni más ni menos que la Madre de Dios. Tù al contrario de Zacarìas, estàs acostumbrada a la lógica de divina, pones a prueba al mensajero angelical, no porque dudes de la propuesta, sino porque sientes la necesidad de verificar si no rompes con algo que ya habías visto con claridad a la luz de tu Señor: el propósito de tu virginidad. Sutilmente le comentas: ¿Cómo será eso, puesto que no conozco varón? Tienes como fin saber de dónde está viniendo esta propuesta. La respuesta del Ángel te llena de certeza, esas palabras sólo podían tener como inspirador a Dios.

María escuchas cada una de las palabras del Ángel, las sopesas en tu interior sin grandes complicaciones, dándoles cabida en un corazón acostumbrado a dar vueltas a las cosas de Dios. Cuando el Ángel termina comprendes que sólo Dios podía estar detrás de esas palabras y tu respuesta es inmediata, tajante, firme y radical: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”.
Esta es una de las grandes consecuencias de Tu Encarnación, Jesùs; nuestra relación con Dios cambia. Pasamos de la esclavitud a la filiación, del temor al amor, de la desconfianza a la confianza. Del Dios lejano al Dios cercano, al Dios Abbá (Papá). El Dios al que nos atrevemos a decir Padre nuestro…
Este es el regalo que nos das, con Tù Sì, Marìa, no solo eres el canal que nos abres las puertas del cielo, sino que nos permites poseer a Jesùs, y llamar a Dios Padre.
Marìa, tu
fe y amor a Dios se manifestaban de manera concreta, sobre todo en la obediencia pronta, alegre, amorosa a la voluntad de Dios. Por esta virtud, te confiesas como la esclava del Señor y te puedes mantener fiel a lo largo de las diversas y difíciles circunstancias de tu vida, confirmando incondicionalmente tu “sí” inicial ante el plan de Dios.
María eres un ejemplo cercano para nosotros como cristianos, que queremos seguir a Cristo como Tù lo hiciste.
María, madre mìa me acompañas, me inspiras y me sostienes.
María como buena madre eres forjadora de almas grandes, robustas en la fe, intrépidas ante los desafíos del dìa a dìa. Nuestra devoción a Tì no estaría completa si no buscáramos imitar también tus virtudes, sobre todo la fe, la esperanza, la caridad, la humildad, la obediencia.

«La segunda actitud de María es la decisión. María escucha, reflexiona, pero también sabe dar un paso adelante: decide. Así ha sucedido en la decisión fundamental de su vida: “He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra”. En la vida, muchas veces es difícil tomar decisiones y por eso tendemos a posponerlas, tal vez dejando que sean otros los que decidan por nosotros; o incluso preferimos dejarnos arrastrar por los acontecimientos, seguir la “tendencia” del momento; a veces sabemos lo que deberíamos hacer, pero no tenemos valor, porque nos parece demasiado difícil ir contracorriente... María no tiene miedo de ir contracorriente: con el corazón firme en la escucha, decide, asumiendo todos los riesgos, pero no sola, sino con Dios.» (Discurso de S.S. Francisco, 31 de julio de 2016).

Mi propósito en este dìa es Acercarme a María para que como madre interceda ante Dios para alcanzarme los dones que necesito para realizar la Voluntad de Dios en mi vida, especialmente la disponibilidad, la obediencia y la humildad.

Mis queridos niños, Marìa es nuestra Madre, ella con su Sì generoso, abre las puertas de su corazón para aceptar al Mesìas, El tambièn està tocando a la puerta de mi vida, està para venir dentro de pocos días, a ejemplo de Maria aceptemos cumplir siempre su Voluntad, y seamos generosos en llevar este mensaje del nacimiento de Jesùs a los demás.

P. Dennis Doren, LC