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Nos atrajo la santidad de un sacerdote. Actualizado 28 septiembre 2014 Estuve en la Beatificación de Álvaro del Portillo. El número de asistentes desbordó todas las previsiones. Y yo reflexioné sobre …Más
Nos atrajo la santidad de un sacerdote.

Actualizado 28 septiembre 2014

Estuve en la Beatificación de Álvaro del Portillo. El número de asistentes desbordó todas las previsiones. Y yo reflexioné sobre lo que estaba viendo, y viviendo, y me pregunté: -¿Que nos ha traído aquí a todos? No, desde luego, un impulso fanático. Tampoco una demostración de fuerza. No merece la pena tanto entusiasmo y esfuerzo si nos movieran esas razones fútiles. Lo que realmente movía nuestro corazón, y lo llenaba de entusiasmo, era una realidad irrefutable: la santidad de un sacerdote.

Álvaro del Portillo fue eso: un sacerdote santo, que buscó y encontró a Dios en el camino de su vida guiado por la fe y el amor. El renunció a muchos posibles amores por el Amor. Su vida, su personalidad de Ingeniero de Caminos, la entregó a Dios cuando se le cruzó por el camino. Y ya nunca dio marcha atrás. Celebramos estos días su santidad, porque es para celebrarla.

El Papa Francisco, en la carta que envió con motivo de este acto, dice:
www.religionenlibertad.com/nos-atrajo-la-s…

Fuente de foto: #3091685 / gettyimages.com