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México, un país "atacado por Satanás": narcotráfico, asesinatos, Santa Muerte, exorcismos… 29 de junio de 2014.- (Vladimir Hernández / BBC Mundo / Camino católico) En mayo del año pasado 2013 ocurrió …Más
México, un país "atacado por Satanás": narcotráfico, asesinatos, Santa Muerte, exorcismos…

29 de junio de 2014.- (Vladimir Hernández / BBC Mundo / Camino católico) En mayo del año pasado 2013 ocurrió un inusual evento que dio origen a este documental. El Papa Francisco tuvo un encuentro con enfermos durante una misa en la plaza San Pedro, en Roma, que muchos medios describieron como un exorcismo.
El supuesto exorcizado era un mexicano, de quien se dijo estaba atormentado por varios demonios. El principal exorcista del Vaticano, el padre Gabriel Amorth, salió de inmediato a confirmar el hecho. Pero el portavoz de la Santa Sede lo negó poco después.
Dejando a un lado la veracidad o no del incidente, lo cierto es que la curiosidad ya se había despertado en mí. Mientras más leía más descubría que lo que erróneamente asumí era una práctica ancestral en desuso y limitada al cine, se sigue utilizando. Y además se usa para combatir a la narcoviolencia que está desangrando México.
Equivocadamente pensé que el acceso a exorcistas y exorcismos sería vetado.
Pero los sacerdotes que me recibieron eran muy serios en torno su trabajo de "luchar contra el demonio". Como me dijo el padre Ernesto Caro en Monterrey: incluso dentro de la Iglesia hay quienes dudan que el diablo existe, pero es algo muy real. Eso no quita que esta investigación haya sido inusual.
Cara a cara con el "diablo"
Durante un exorcismo masivo un sacerdote dejó a tres supuestos posesos retorciéndose en el piso porque le habían avisado que la cena estaba servida y se enfriaba. "Nos vemos la semana que viene", les dijo.
Más raro aún fue lo que sucedió a continuación. Una de las "poseídas" se unió a la cena, a la que habíamos sido invitados. Y mientras devorábamos unas suculentas empanadas, el sacerdote y el "demonio" dentro de la mujer hablaban y discutían a la vez.
En ese momento nos levantamos de la mesa, pero "el diablo" quiso saber nuestros nombres antes de irnos... No se los dimos y nos despedimos torpemente.

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