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María, Esclava del Señor - E.S. Marino Restrepo. La Santísima Virgen María; Y la Ciudad Edificada por El Señor. 21 Seas, pues, oh Efraín, a manera de un centinela: Entrégate a las amarguras de la …Más
María, Esclava del Señor - E.S. Marino Restrepo.

La Santísima Virgen María; Y la Ciudad Edificada por El Señor.

21
Seas, pues, oh Efraín, a manera de un centinela: Entrégate a las amarguras de la penitencia; convierte tu corazón hacia el recto camino, por donde anduviste; vuelve, ¡oh virgen de Israel!, vuelve, ¡oh pueblo mío!, vuelve a tus ciudades. 22 ¿Hasta cuándo estás estragándote en medio de los deleites, oh hija perdida? Pues mira, el Señor ha hecho una cosa nueva, o milagrosa, sobre la tierra: Una mujer virgen encerrará dentro de sí al Hombre Dios.
23 Esto dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Todavía se oirán estas palabras en la tierra de Judá y en sus ciudades, cuando yo hubiere redimido sus cautivos: Te bendiga el Señor, ¡oh mansión hermosa de la justicia, oh monte santo de Sión! 24 Y habitará allí Judá y todas sus ciudades; así aquellos que labran la tierra como los que apacientan los ganados; 25 porque yo embriagaré en Sión a toda alma sedienta, y hartaré a todo hambriento.
26 Por eso desperté yo como de un sueño, y abrí los ojos, y me saboree con mi sueño profético.
27 He aquí que viene el tiempo, dice el Señor, en que yo sembraré la casa de Israel y la casa de Judá de simiente de hombres y de simiente de animales. 28 Y al modo que puse mi atención en extirparlos, y abatirlos, y disiparlos, y desparramarlos, y afligirlos de mil maneras, así no perderé tiempo ahora para restaurarlos y plantarlos, dice el Señor. 29 En aquellos días no se oirá más aquel dicho: Los padres comieron uvas agraces, y los hijos padecieron la dentera. 30 Sino que cada uno morirá por su propio pecado: El hombre que comiere la uva agraz, ése sufrirá la dentera.
31 He aquí que viene el tiempo, dice el Señor, en que yo haré una nueva alianza con la casa de Israel y con la casa de Judá. 32 Alianza, no como aquella que contraje con sus padres el día que los cogí por la mano para sacarlos de la tierra de Egipto; alianza que ellos invalidaron, y por tanto ejercí sobre ellos mi soberano dominio, dice el Señor. 33 Mas ésta será la nueva alianza que yo haré, dice el Señor, con la casa de Israel, después que llegue aquel tiempo: Imprimiré mi ley en sus entrañas, y la grabaré en sus corazones; y yo seré su Dios, y ellos serán el pueblo mío. 34 Y no tendrá ya el hombre que hacer de maestro de su prójimo, ni el hermano de su hermano, diciendo: Conoce al Señor. Pues todos me conocerán, desde el más pequeño hasta el más grande, dice el Señor, porque yo perdonaré su iniquidad, y no me acordaré más de su pecado.
35 Esto dice el Señor, aquel Señor que envía el sol para dar luz al día, y ordena el curso de la luna y de los astros para esclarecer la noche; el que alborota el mar, y al instante braman sus olas; el que se llama Señor de los ejércitos. 36 Cuando estas leyes, dice el Señor, establecidas por mi providencia vinieren a faltar, entonces podrá faltar también el linaje de Israel, y dejar de ser nación perdurable a mi presencia. 37 Esto dice todavía el Señor: Cuando alguno pudiere medir allá arriba los cielos, y escudriñar allá abajo los cimientos de la tierra, entonces podré yo reprobar a todo el linaje de Israel por sus fechorías, dice el Señor.
38 Sabed que llega el tiempo, añade el Señor, en que será edificada por el Señor la ciudad desde la torre de Hananeel hasta la puerta llamada del Rincón. 39 Y la línea de la demarcación se tirará más adelante en frente de esa puerta sobre el collado de Gareb, y seguirá dando vuelta por el Goata, 40 y por todo el Valle de los cadáveres y de la ceniza, y por todo el sitio de los ajusticiados, hasta el torrente de Cedrón y hasta la esquina de la puerta de los Caballos que está al oriente. El santuario del Señor nunca jamás será arrancado ni destruido. Jeremías 31, 21-Ss

24 Porque Cristo no entró en un santuario hecho por mano de hombre,
simple figura del verdadero, sino en el mismo cielo, para presentarse
ahora ante Dios en favor nuestro. 25 No para ofrecerse a sí mismo más
veces, como lo hace el sumo sacerdote, que entra cada año en el santuario, con sangre ajena; 26 porque, de otro modo, hubiese tenido que padecer muchas veces desde la creación del mundo; pero ahora se ha manifestado una sola vez, al fin de los tiempos, para abolir el pecado por su sacrificio.
27 Y del mismo modo que está establecido para los hombres que mueran una sola vez y después haya un juicio, 28 así también Cristo, después de
haberse ofrecido una sola vez para quitar los pecados del mundo, aparecerá una segunda vez, sin pecado, para dar la salvación a los que le esperan. Hebreos 9, 24-28