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7 Feb. San Ricardo, Rey de Inglaterra y peregrino. DIOCESISTV February 06, 2008 El rey San Ricardo el Sajón es un rey santo inglés del siglo VIII. Su fiesta se conmemora el 7 de febrero. Su historicidad …Más
7 Feb. San Ricardo, Rey de Inglaterra y peregrino.

DIOCESISTV February 06, 2008

El rey San Ricardo el Sajón es un rey santo inglés del siglo VIII. Su fiesta se conmemora el 7 de febrero.
Su historicidad, al igual que la de su colega el también rey San Lucio, es puesta en duda por algunos autores. Sobre todo el hecho de que se le considere rey cuando, probablemente, sería señor de un gran feudo equiparable a un pequeño reino de la época. Algunos autores lo consideran príncipe de Wessex.
Parece ser un hecho histórico que hizo una larga peregrinación por Francia con la intención de llegar a Roma pero murió en el camino (en Lucca).
No tardó en ser venerado como taumaturgo (sanador) y santo. Se debe recordar que en aquella época las canonizaciones se realizaban por aclamación popular.
El santo rey tuvo tres hijos que le acompañaron en su peregrinación y que fueron asimismo venerados como santos durante la Edad Media:
San Winebaldo,
San Wilibaldo y
Santa Walpurga.
Irapuato
Primera Lectura (Lectio Divina)
Génesis 1, 1-19
En el principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra era soledad
y caos; y las tinieblas cubrían la faz del abismo. El espíritu de Dios
se movía sobre la superficie de las aguas.
Dijo Dios: "Que exista la luz", y la luz existió. Vio Dios que la luz
era buena, y separó la luz de las tinieblas. Llamó a la luz "día" y a
las tinieblas "noche". …Más
Primera Lectura (Lectio Divina)
Génesis 1, 1-19
En el principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra era soledad
y caos; y las tinieblas cubrían la faz del abismo. El espíritu de Dios
se movía sobre la superficie de las aguas.
Dijo Dios: "Que exista la luz", y la luz existió. Vio Dios que la luz
era buena, y separó la luz de las tinieblas. Llamó a la luz "día" y a
las tinieblas "noche". Fue la tarde y la mañana del primer día. Dijo
Dios: "Que haya una bóveda entre las aguas, que separe unas aguas de
otras". E hizo Dios una bóveda y separó con ella las aguas de arriba
de las aguas de abajo. Y así fue. Llamó Dios a la bóveda cielo". Fue
la tarde y la mañana del segundo día.
Dijo Dios: "Que se junten las aguas de debajo del cielo en un solo
lugar y que aparezca el suelo seco". Y así fue. Llamó Dios "tierra" al
suelo seco y "mar", a la masa de las aguas. Y vio Dios que era bueno.
Dijo Dios: "Verdee la tierra con plantas que den semilla y árboles que
den fruto y semilla, según su especie, sobre la tierra". Y así fue.
Brotó de la tierra hierba verde que producía semilla, según su
especie, y árboles que daban fruto y llevaban semilla, según su
especie. Y vio Dios que era bueno. Fue la tarde y la mañana del tercer
día.
Dijo Dios: "Que haya lumbreras en la bóveda del cielo, que separen el
día de la noche, señalen las estaciones, los días y los años, y luzcan
en la bóveda del cielo para iluminar la tierra". Y así fue. Hizo Dios
las dos grandes lumbreras: la lumbrera mayor para regir el día y la
menor, para regir la noche; y también hizo las estrellas. Dios puso
las lumbreras en la bóveda del cielo para iluminar la tierra, para
regir el día y la noche, y separara la luz de las tinieblas. Y vio
Dios que era bueno. Fue la tarde y la mañana del cuarto día.
+ Meditatio
Uno de los grandes problemas que ha tenido que afrontar la Iglesia es
la relación que hay entre fe y ciencia o fe y razón. Antiguamente se
pensaba que la Sagrada Escritura contenía incluso la verdad sobre la
ciencia, creencia que se mantuvo hasta hace unos pocos siglos. Basados
en la Escritura, aún los hombres de ciencia pensaban que la Tierra era
el centro del universo y que el sol y la luna gravitaban al rededor de
ella. Hoy sabemos que no es así y es por ello que hoy la Iglesia
reconoce que la ciencia lleva su propio camino, lo mismo que la
ciencia bíblica y en general la fe. Y es que la Biblia nos habla de un
proyecto de creación y salvación de Dios, para lo cual ha usado las
figuras y elementos que han tenido a la mano los escritores cuando han
escrito sobre este proyecto de Dios. Este pasaje en concreto no busca
darnos datos concretos de como se realizó la creación del universo,
sino simplemente hacernos conscientes de que todo es obra de Dios, que
él, por los medios y tiempos que le parecieron mejores, creó y dio
forma a todo cuanto existe. Es la Invitación a creer en el Dios
omnipotente y excelso a cuya voz todo tomó forma y figura. Fe y Razón,
Fe y Ciencia, no se oponen, ambas provienen de la sabiduría y el amor
infinito de Dios.
+ Oratio
Señor, qué grandes son tus obras, grandes son tus maravillas; con tu
palabra has creado y dado orden a todo cuanto existe, y en tu infinita
bondad me has dado vida, soy hechura de tus dedos. No permitas, Dios
mío, que pierda mi capacidad de asombro ante las cosas que pareceieran
ordinarias, como el amanecer, o la cantidad de estrellas en el
firmamento, porque todo lo haces nuevo cada mañana, así te pareció
bien.
+ Operatio
Hoy me detendré unos minutos ante alguna obra tuya (el cielo, la
lluvia, las nubes, las montañas, los árboles, etc.) y te daré gracias,
comprometiéndome a cuidar mi medio ambiente, porque todo es tuyo.
Regresar
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El Evangelio de hoy
Marcos 6, 53-56
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos terminaron la travesía del
lago y tocaron tierra en Genesaret.
Apenas bajaron de la barca, la gente los reconoció y de toda aquella
región acudían a él, a cualquier parte donde sabían que se encontraba
y le llevaban en camillas a los enfermos.
A dondequiera que llegaba, en los poblados, ciudades o caseríos, la
gente le ponía a sus enfermos en la calle y le rogaban que por lo
menos los dejara tocar la punta de su manto; y cuantos lo tocaban,
quedaban curados.
+ Reflexión
Con este breve pasaje termina san Marcos este polémico capítulo de la
actividad apostólica de Jesús. Es importante notar en él que Jesús
cura a TODOS los que se acercan a él. Y lo hace no como una recompensa
por haber escuchado el Evangelio, o como pago a alguna buena acción.
Con ello nos muestra la gratuidad de Dios, su amor infinito por todos,
del Dios misericordioso que hace nacer el sol sobre buenos y malos.
Los milagros de Dios no son propiedad exclusiva que se ha de realizar
en los cristianos, ni siquiera en los buenos. Son ante todo un signo
del amor incontenible de Dios que busca que su criatura lo reconozca
como la fuente del amor y de la misericordia. En Jesús son el signo de
su ser mesiánico que ha venido a liberar a los oprimidos y dar alegría
a toda la humanidad incluso de manera inmediata.
Acerquémonos con confianza al Dios de la misericordia. Nadie que se
acercó a él regresó con las manos vacías: ni paganos, ni judíos, ni
justos ni pecadores, ni buenos, ni malos. El amor de Dios es para
todos porque quiere que todos sean para el amor.
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro
Irapuato
San Ricardo, Rey Rey de Inglaterra en el siglo VIII. Peregrinó por Francia y hacia Roma, muriendo en Lucca. Pronto se le veneró como Santo y taumaturgo. Sus tres hijos son tenidos también por modelos de perfección cristiana. — Fiesta: 7 de febrero.
«Sed perfectos como vuestro Padre Celestial es perfecto», nos dijo Cristo a todos sin distinción de edad, de nación, ni de clases sociales.
Ricardo …Más
San Ricardo, Rey Rey de Inglaterra en el siglo VIII. Peregrinó por Francia y hacia Roma, muriendo en Lucca. Pronto se le veneró como Santo y taumaturgo. Sus tres hijos son tenidos también por modelos de perfección cristiana. — Fiesta: 7 de febrero.
«Sed perfectos como vuestro Padre Celestial es perfecto», nos dijo Cristo a todos sin distinción de edad, de nación, ni de clases sociales.
Ricardo oyó esta voz del Maestro que le llamaba a la perfección, en el trono de rey. Y en él mismo se dio al cultivo de todas las virtudes cristianas, con gran aprecio de sus buenos súbditos, hasta que se tornó devoto peregrino.
No creamos que sentirse llamado a ser santo es una cosa de pocos, ni difícil alcanzar la santidad en sí misma.
La vocación cristiana exige de sí la santidad, exige un comportamiento digno y ejemplar en el lugar a que uno es llamado. Y no es sólo la santidad para algunos, puesto que vemos son muchos los que han llegado a comprender lo que debían hacer para agradar a Dios, y llegaron a santos. Además, la santidad tiene su base primera en la facultad volitiva: querer.
Entregarse al ideal y procurar llevarlo a cabo en cuanto depende de uno mismo, es el gran prerrequisito. Dios pondrá lo suyo: su gracia, sus inspiraciones, los sacramentos, los sacerdotes que nos conduzcan por el buen camino.
Por eso cuando Ricardo se empeñó en ser justo, leal, bueno, desde el máximo peldaño social de la nación, pudo conseguirlo. Empezar es ya haber andado muchas leguas, en la ruta de la santidad.
La Historia no ha podido dejarnos claro cómo aconteció el caso de nuestro Santo; lo cierto es que después de haber gobernado algún tiempo, Ricardo dejó de ser rey.
Puede que comprendiese lo difícil de regir un pueblo y a la vez poder dedicarse a la contemplación de las cosas eternas, imperecederas; o tal vez fue privado de su reino por algunas de las sublevaciones que continuamente se suscitaban en la Edad Media.
Sabemos que tuvo tres hijos de su cristiano matrimonio: los tres honrados como santos. San Winebaldo, Willibaldo y Wardurga. Con ellos emprendió una devota y penitente peregrinación: embarcó en Hamble-haven y desembarcó en Neustria, sobre las costas de la Francia Occidental.
Mucho tiempo permaneció en Ruán, visitando los lugares de devoción que hay en sus contornos. Ésta era una de las muchas peregrinationes Christi que conocemos de tantos santos del medievo. Los monjes, sobre todo, se entregaban habitualmente a este medio de santificación.
Tomó luego el camino de Italia, llegando a Lucca, pero ya no pudo pasar más allá, aunque su intención era visitar Roma una enfermedad se lo llevó de repente. Era en el año 722.
Fue enterrado en la Iglesia de San Fridián. Y desde entonces, Lucca le ha tenido gran veneración.
No han sido pocos los milagros por su invocación conseguidos. En vida, San Ricardo obtuvo la recuperación prodigiosa de la salud de su hijo menor: le había puesto bajo los pies de un Crucifijo, orando sobre él.
Después de su ejemplar y beatífica muerte, muchos han experimentado su poder de intercesión ante Dios. Terminaremos esta breve reseña con dos notas complementarias: Primera: Algunos biógrafos antiguos suponen que el gran monarca inglés emprendió su peregrinación —fuese o no voluntario su abandono del trono— con el fin de profesar como religioso en algún convento romano.
Segunda: Confirma la devoción que tienen al Santo las naciones cristianas de nuestro Occidente, la frecuencia con que se impone a los niños, entre nosotros, el hermoso nombre de Ricardo, refiriéndose al famoso rey, precisamente.
multimedios.org/docs/d001437